Conciliación laboral y familiar: ¿sueño o realidad?

Conciliar la vida familiar y laboral es posible con estos sencillos trucos

Combinar tu vida personal con la profesional es un reto. Muchas veces estamos tan concentrados en conseguir nuestros objetivos profesionalmente que los anteponemos incluso al propio bienestar. Sin embargo, crear una balanza laboral/familiar es algo que debemos intentar conseguir, no solo por nuestra salud física y emocional, sino por los que están a nuestro alrededor.

Crear esta balanza no es fácil. Debemos conocer muy bien cuáles son los límites de nuestro trabajo y aprender a repartirnos bien las horas del día.

En el post de hoy vamos a hablar sobre cómo aprender a conciliar la vida laboral con la familiar, y conseguir ese equilibrio que hará que tus fuerzas y tu energía se restablezcan.

¿Qué es la conciliación laboral y familiar? ¿Por qué es importante?

La conciliación familiar/laboral es el estado de equilibrio que consigue una persona cuando reparte su tiempo de forma equitativa entre en su trabajo y su vida social y familiar.

Esta balanza en la vida de cada trabajador es muy importante, no solo para la salud de esa persona, sino también para una buena relación con sus familiares y amigos. Además, reduce el estrés, te aporta una sensación de bienestar con tu vida y tu trabajo, y evita la sensación de ‘estar quemado’

Consejos para conseguir conciliación:

1. La perfección no existe

Puede ser un poco contradictorio que diga esto al principio, pero es la verdad. ¿Cómo te imaginas la conciliación laboral/familiar perfecta? Llegar al trabajo y ser totalmente productivo, lo que supone que puedas llegar a casa temprano y que, además, puedes disfrutar de tu familia y estar con la energía al 100%.

Bueno, siento ser yo quien te diga que habrá días buenos, malos y regulares. A veces conseguirás lo que te has propuesto y otras no. Y no pasa nada. No busques un horario perfecto, que sea demasiado exigente: sé realista y no te sometas a demasiada presión por conseguir querer hacerlo todo en el mismo día. Recuerda, el día solo tienes 24 horas.

2. Prioriza tu salud

Esto también se nos olvida a veces. Priorizamos a nuestros hijos, a nuestro trabajo, a nuestra pareja, a nuestros amigos… Pero, ¿qué pasa contigo? Pues bien, te voy a decir una cosa que a lo mejor no te has dado cuenta: si tu caes, todo eso podría caer contigo.

No intentes tenerlo todo controlado y estar pendiente siempre de todo y de todos. Y cuídate. Tienes que mimarte a ti mismo para dar luego lo mejor de ti en todo aquello que te apasiona.

No necesitas hacer grandes esfuerzos. Con pequeñas acciones, basta con hacer un poco de deporte o regalarte unos minutos al día a ti mismo.

3. Establece límites y horas de trabajo

El correo en el móvil y el WhatsApp ha hecho tanto daño… Quizás te repites a ti mismo que puedes desconectar cuando tú quieras o que siempre debes estar ahí para tus clientes. Pero tener siempre ese susurro en el oído, o la sensación de estar siempre conectado pueden jugar en tu contra y hacer que te termines quemando.

Establece límites con tus compañeros, con tus clientes y con tus horas de trabajo. Cuando salgas de la oficina intenta no llevarte el trabajo a casa. No pienses en ese proyecto que está a medio camino, ni en los correos que tendrás que enviar mañana.

Incluso plantéate tener un móvil para el trabajo y otro personal, así evitarás estar constantemente con un oído puesto en el trabajo y otro en todo lo demás.

4. Establece objetivos y prioridades

Uno de los motivos por los que echamos más horas en el trabajo de las que deberíamos es la falta de objetivos claros. Sabemos que queremos llegar a una meta concreta, pero no hemos prediseñado el camino que vamos a seguir con antelación. Eso hace que vayamos dando palos de ciego y que trabajemos mucho, pero no veamos resultados reales.

Es por eso que tenemos que definir muy bien que es lo que queremos conseguir y cuáles son las tareas que vamos a llevar a cabo para conseguirlo. Una vez hecho esto, será mucho más fácil ponerse a trabajar.

Por otro lado, marca tus propias prioridades. Tanto en lo profesional como en lo personal. Esto te permitirá saber a qué o a quién debes dedicarle más tiempo y en que momento o día concreto.

5. No tengas miedo de desconectar

Que no pasa nada. Te lo digo yo. Entiendo que a todos nos dé miedo. La sensación de no tener el control de lo que pasa y no estar al tanto de lo que sucede en el trabajo puede volvernos locos. 

Sin embargo, funciona. Desconecta del mundo de vez en cuando. Durante el fin de semana, por ejemplo. Esto te aliviará del estrés de la semana y dejará espacio para que nuevas ideas lleguen a tu mente.

 

Como ves, las pequeñas cosas pueden marcar la diferencia en tu día a día. La conciliación laboral y familiar es importante para nuestra salud y debemos perseguirla y luchar por ella. Muchas veces el peor enemigo somos nosotros mismos.

Lo que debemos de hacer es aprender a diferenciar los momentos de nuestro día que son para una cosa y cuáles para otra.

Quiero terminar este artículo con una frase de una gran película, Green book (sí, está en Netflix):

«Mi padre solía decir: cuando trabajes, trabaja; cuando te rías, ríe; cuando comas, come como si fuera tu última comida»

Creo que no puede resumir mejor el artículo de hoy. Concéntrate en el aquí y en el ahora, y no pienses en todo lo que tienes que hacer después. ¡Eso viene solo!

Cuando consigas esto, empezarás a conciliar tu vida familiar/laboral y a tener un control sobre tus horarios.

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