Cómo convertir la motivación en un hábito
Ya hemos hablado sobre la motivación en este blog. Es una gran aliada y todo trabajador desea controlarla y utilizarla a su gusto. Sin embargo, esto no es tan sencillo: hay días que tu cabeza está en otro lado, tus preocupaciones externas se anteponen a las laborales, o simplemente hay momentos en los que no ves un final de tu trabajo y eso hace que te cambie el humor.
Cuando tenemos muchísimo trabajo por delante, se nos nubla la mente y algunas veces no somos capaces de arrancar. ¿Cuál es la solución? Convertir la motivación en un hábito. Esto conseguirá que, no importa si tienes un día más duro o no, tus ganas de trabajar sean las mismas y podrás sacar trabajo adelante con mucho menos esfuerzo.
¿Cuándo comienza la motivación?
Esto es algo que me gustaría dejar claro. Mucha gente piensa que debemos de hacer cosas cuando nuestro estado anímico está contento y preparado para trabajar. Creemos que justo después de ver un video, asistir a un webinar motivacional o leer un libro sobre este tema, vamos a saltar de la silla y sentirnos completamente motivados. Nada más lejos de la realidad.
La motivación suele ocurrir como resultado de una acción, no antes. Es decir, realizar pequeñas acciones cada día, ponerse a trabajar y conseguir los resultados propuestos, son pequeñas píldoras que, inconscientemente, hacen que nos sintamos realizados y más motivados con nuestro trabajo.
Dicho esto, aquí va el primer consejo: no esperes tener motivación antes de ponerte a trabajar. Comienza a trabajar y la motivación te alcanzará por el camino.